26 mar 2010

EL TREN

Estuve esperando y una nube me acompañó

no sabía que la lluvia nunca moja los corazones.

La época de las labias y los disfraces era calurosa,

el cielo soñaba con oscurecer,

ya estaba cansado,

un animal cojo y ciego

volaba horas despiertas formando círculos concéntricos

alrededor de la esquina cuarteada por un hombre.

Unas amenazas aletargadas durante años

llaman

al pasajero por el megáfono,

un silencio en la estación,

un silbido anuncia la llegada del tren de mercancías,

un pasajero ciego,

unas gallinas en el andén,

una jaula junto a la ventanilla de ventas,

un revisor cojo,

un silbido, un anuncio de cigarrillos, una espera mojada,

unas nubes que te acompañan,

un tren de mercancías sin locomotora,

un anuncio, y un amor desesperado en el banco central de la estación,

un revisor con gallinas y una vieja abofeteando a su perro,

una llamada de última hora,

un tren que no salió nunca y tu no lo sabias,

un momento de silencio,

nadie

dice nada,

nada

se oye en tu memoria,

abres la agenda y confirma el día y la hora,

¡es imposible!,

no puede tardar mucho,

un cigarrillo en tu bolsillo grita socorro,

pero no lo sacas porque el revisor te guiña un ojo mientras se fuma un puro,

las luces del andén parpadean en tu rostro,

unos niños gemelos corren

tras el perro de la vieja

mientras esta le pide fuego al revisor,

una maleta olvidada duerme en el banco de enfrente,

un anuncio de coñac,

un momento de ansiedad tras otro anuncio,

el megáfono

vuelve a llamar al pasajero,

pero nadie acude a la ventanilla de ventas,

y el pájaro de la jaula sonríe al vendedor,

esta desesperado,

su tren no llega

y su amo se fue al lavabo y nunca volvió,

a ti te pasó lo mismo,

y tu amor tampoco llega, a lo mejor su tren también se fue,

y en su lugar un tren de mercancías

ha entrado en la estación tres veces,

un anuncio,

un vendedor ambulante con pañuelos de sal,

un cajero llorando, unas ruedas por piernas

acercan a la muchacha a los labios de su amado,

un abuelo y su nieto

despiden a una joven con pañuelos de sal

mientras el andén nº 7 se pega a los zapatos agujereados de un pordiosero que solloza por la marcha de su hijo militar,

huye a redimir sus pecados como un ángel visitador,

como una puñalada

en la pierna del revisor,

......silencio, ..........

el reloj cansado de retumbar en los raíles

vuelve a anunciar un desamor,

otra llamada,

otro perro,

otra vieja,

otra sonrisa cómplice abrazando la media noche en la esquina de enfrente,

otra farola parpadeando como las luces del andén,

un luminoso anunciando tu mejor descanso,

una mirada

amenazando con romper la espera,

y una espera que nunca llega,

un final que nunca acaba,

un tren que nunca llega,

un anuncio de desalojo, un corazón a punto de ser desalojado de su cuerpo,

un alma rota,

un tren que nunca llega,

una vía que silba

muerte,

un silbato que llama al suicidio,

un pasajero que no escucha la llamada del megáfono

porque hace rato que esta muerto,

porque hace rato que se fue con la vieja, con el perro y las gallinas,

con su amor que nunca llega,

con la muchacha y el abuelo,

con un sueño que nunca debió tener,

con un silencio que lo llena todo,

y TÚ en el centro de la estación,

con un anuncio en la palma de la mano

y una pistola en tu corazón.

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