Gotas devotas, sorbos,
tragos y estragos,
tonos rojos y sueños rotos,
como estirpe de culpa
se encumbra melancolía
andando entre vacíos
y olvidados vasos,
como espina de lucha
se enmascara apolítica
arrastrando huecos
y sonámbulos pasos.
Gotas devotas, sorbos,
tragos y estragos.
El teléfono suena
vehemencia – no lo escucho
y no lo excuso -
el teléfono resuena
en tu pasado,
¡Silencio!
el calor de tus colores:
rojo y también rojo con rojo
y en un pasado que ahora
te llama por teléfono
te abraza como un cuento
al niño huérfano la semilla
de la indómita tierra arrastrada
por el lloro.
Ya pasó, ¡Silencio!
no volverá a caer del cielo
el zumbido intermitente
del ayer,
no rellenará el sórdido
vaso sorbido
desde ayer la noche eterna,
no acariciará la brisa la bandera
que colgaste en la botella
como el niño aventurero
que soñaba con su pueblo
con su esquina su baldosa
y su farol y su campana fundida
para copas, para trofeos autoregalados
en un sueño irrealizable en un libro
invisible e in entendible por mortales
sin esquina y sin baldosa y sin farol.
Expulsaste lo negable por el cuello
elevaste el contenido a continente
universal a patria a república
a bandera roja pero no de sangre
no de roja,
agotaste la paciente savia de la tierra
caminaste como entierro tras tu caja
inalcanzable,
soñaste con llegar al horizonte,
pero caminaste hacia el futuro
tras tu caja inalcanzable,
modelaste tu descanso
previste los detalles los personajes
las conversaciones,
tenias escrito el guión
sin que nadie lo supiera,
llevabas tiempo ensayando,
ya te habías suicidado a los 18
a los 25 a los 33 y a los 44
y a todos los demás,
no había sorpresas,
había sorprendidas y aprendidas lecciones
de la vida que tu tardaste en destapar,
o por lo menos eso creen tus prójimos,
a lo mejor los has engañado,
a lo mejor te has engañado,
sea lo que sea
¡Silencio! ya pasó.
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