20 mar 2011

Sin la noche

En la noche reconozco tu voz

entre las rosas mientras bailan,

será porque me arropan sueños

condenados por insensatos aromas.


 

Cuando cierro la vida en secreto

y llamo a las puertas del mar

escucho como desde fuera

revolotean las hojas del cerezo

entre pisadas que vienen y van,

y sin espera ni compasión vuela

la mirada de un viejo velero

entre las olas de tu despertar

amargo y sonriente a la vez.


 

Si no supiera que estas allí

esperando a que tus sueños den

un salto entre los mares

y unan tu costa de gaviotas

con mi cabo de criaturas nocturnas

cogería el velero con que huí

lo cubriría de pétalos al atardecer

alzaría en su mástil las verdades

que enterramos sin síntomas

y besaría el bosque de tu locura.


 

Menos mal que los albores

del recuerdo sin pañuelos,

despiertan entre los azotes

del nocturno con ojos quietos.


 

En aquella isla de muerte desterrada

que se ocultaba tras la puerta del mar

estuve esperando sin saber como amar

a la invisible lagrima de piel de azahar

que en mi boca nimia quedo derramada.

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