RARO DIOS

La luz inundo mi habitación, y los ojos me dolían de tanta pureza, mi cerebro se retorcía de gusto mientras mis piernas empezaron a moverse dirigidas por una voz suave que recorría las venas de mi cuerpo sudoroso: Ven, ven y mira el poder que tengo, soy tu amo, tu señor, Dios...
Como en las películas del espacio fui transportado a una habitación, vieja y húmeda, perdida en mi sueño, a la izquierda del  pasillo que conduce al infierno de tu sexo.
Junto a la pared una cama de manicomio, oxidada por las babas de miles de cuerpos poseídos por sus sueños de niños malos; encima del catre luce radiante el choto de un amasijo de huesos y carne, blanca, y pura, preparada para unirse en santo ritual a su amo y señor.
Dios se acerca lentamente con su pene en la mano, agitándolo despacio, mientras la futura madre susurra suave y dulcemente: “follame!, follame!, introduce tu fe erecta dentro de mi!” “que tu leche divina inunde mi cuerpo, hasta purificar mi alma!”

Yo, admiraba inmóvil el espectáculo, las campanas del cielo tocaban con alegría, los ángeles mas pervertidos espiaban por la cerradura de la puerta; corriendo por el suelo las ratas festejaban su próximo banquete, y la monja, hay la monja, gritaba extasiada una y otra vez: “que me corro, que me corro...” pierna a bajo un río de sangre pecadora abandona el cuerpo de María. Dios ha terminado su faena, el arcángel San Pedro entra en la habitación a ofrecer al señor una zafa con agua bendita para lavar su sexo manchado de hipocresía.
En la calle, miles de fieles esperan con impaciencia para ver como cada año la aparición de la virgen, con su manto de seda manchado de leche divina, y sus sabias palabras pidiendo paz y resignación.
Mi mente no puede aguantar más, hombrecillos rojos se pasean por mi cabeza pisoteando con fuerza las pocas neuronas que me quedan, por fin lo vi todo claro, y entonces comprendí...
que yo, yo, yo, no mate a la virgen, fue dios, si Dios,  que le había sacado la polla por la boca, le había atravesado los intestinos, y el estomago, y el esófago, y el corazón, y su alma de puta en sueños, y la de todas la mujeres que cada noche rezaban ignorantes a su MADRESANTA, y la de todos los niños y niñas que confiaban en su pureza para encontrar el camino; del Dios asesino.

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